La minería de cobre puede ser la nueva soja argentina: los motivos

El RIGI habilitó una ola de proyectos que podrían superar los USD 25.000 millones en la próxima década. El gran desafío: infraestructura, proveedores y confianza social.

Actualidad14/09/2025Aire Argentino MineroAire Argentino Minero
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Argentina está ante una oportunidad histórica: la posibilidad de convertir al cobre en su nuevo complejo exportador estratégico, con un peso en divisas similar al que tuvo la soja en las últimas dos décadas. Si los proyectos cupríferos avanzan en simultáneo, las inversiones podrían superar los USD 25.000 millones en los próximos diez años, según estimaciones del sector.

Un cambio de escala inédito
El impacto de los proyectos de cobre excede la inversión inicial. Cada mina de clase mundial implica miles de empleos directos y decenas de miles indirectos, además de una fuerte demanda de energía, rutas, logística e insumos químicos. En este sentido, la simultaneidad de proyectos se presenta como un doble filo: puede ser el mayor cuello de botella o la gran palanca de desarrollo.

La deuda comunicacional
Durante años, la minería no logró instalar con claridad su aporte a la economía real: generación de divisas, empleo calificado, cadenas de proveedores y financiamiento provincial. La percepción social quedó atrapada en un debate binario —“minería sí” o “minería no”— dominado por temores ambientales y desconfianza hacia las empresas.

Los expertos advierten que el cobre exige un nuevo contrato comunicacional: diálogo temprano, información verificable, transparencia y adaptación a las realidades provinciales.

cobre

La brecha de proveedores
El déficit de proveedores es una de las principales alertas. Mientras que Chile cuenta con más de 4.500 empresas de servicios mineros y Perú con 3.000, en Argentina apenas se superan las 1.000 firmas, en su mayoría pymes de baja productividad y limitada proyección internacional.

Un solo proyecto cuprífero puede requerir más de 100.000 toneladas anuales de insumos químicos, flotas de transporte especializado, plantas de energía y miles de trabajadores calificados. La oferta actual resulta insuficiente.

El espejismo del “compre local”
Los analistas señalan que fijar cupos rígidos de producción nacional puede encarecer los proyectos y restar competitividad frente a otros países. El ejemplo de Australia es ilustrativo: abandonó los porcentajes obligatorios y apostó a la consolidación de clusters METS (Mining Equipment, Technology and Services), que hoy exportan más de USD 12.000 millones anuales.

En Argentina, el dilema no es dónde está ubicado el proveedor, sino si existe y cumple estándares globales de precio, calidad, seguridad y sustentabilidad.

El desafío político e institucional
El RIGI puso a la minería argentina en el radar de los grandes capitales internacionales. Ahora, el desafío trasciende lo económico y se traslada al plano político e institucional.

Las provincias deberán facilitar capacidades más que fiscalizar porcentajes.
Las empresas tendrán que invertir en programas de desarrollo de proveedores y comunicación transparente.
El Estado nacional deberá dar previsibilidad con reglas claras y políticas de largo plazo.
Una nueva soja para Argentina
Si logra superar estos desafíos, la minería de cobre podría aportar en divisas lo que la soja significó para la economía argentina en las últimas dos décadas: alrededor de USD 19.000 millones anuales en promedio.

La discusión de fondo no es solo minera. Es, en última instancia, una cuestión de política industrial y gobernanza.

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