
Froilán Barrios: “Que la minería beneficie a los que vivimos aquí”
El proveedor de San Antonio de los Cobres que apuesta por el trabajo local en la puna salteña.
El Gobierno apuesta a que el desarrollo de la energía y los minerales transforme la economía argentina. Proyecciones optimistas y advertencias sobre las condiciones necesarias para sostener el crecimiento.
Actualidad27/05/2025La idea de que los dólares generados por las exportaciones de energía y minerales pueden resolver estructuralmente la histórica falta de divisas en Argentina gana protagonismo en el discurso oficial. Sin embargo, las opiniones entre los economistas están lejos de ser unánimes: mientras algunos proyectan un futuro sin restricciones externas, otros advierten sobre los límites de esta bonanza si no se avanza con reformas estructurales.
Durante su participación en la feria ArMinera 2025, el secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, fue contundente: “Creo que, en conjunto, la minería más el petróleo y el gas cambian para siempre la matriz de Argentina. La restricción externa desaparece por completo”.
El Gobierno estima que, hacia principios de la próxima década, Argentina podrá exportar energía por US$ 30.000 millones al año, es decir, unos US$ 20.000 millones más que en 2024. A ese monto se sumarían los ingresos por exportaciones de cobre y litio, que podrían alcanzar entre US$ 12.000 y US$ 20.000 millones hacia 2032, según los planes de desarrollo que impulsa la Secretaría de Minería.
El secretario Luis Lucero sostiene que los grandes proyectos de cobre —aún en fase de planificación o exploración— comenzarán a operar desde 2029 y tendrán un peso mayor que el litio, cuyo crecimiento ya se encuentra en una etapa más avanzada.
Según la consultora Equilibra, dirigida por Martín Rapetti, entre 2026 y 2030 la economía argentina necesitará US$ 214.000 millones para atender toda la demanda de divisas, lo que representa un promedio anual de US$ 42.800 millones. Esta necesidad podría reducirse si hubiera un tipo de cambio real más alto, que incentive exportaciones y desincentive importaciones.
En esta línea, el economista Esteban Domecq (Invecq) fue más cauto. Si bien proyecta que la minería podrá generar exportaciones por US$ 10.000 millones en tres años y duplicarlas hacia 2035, alertó que el país no podrá sostener su actual esquema cambiario sin financiamiento externo. “La cuenta corriente ya no da, los precios internacionales están bajos, y con este tipo de cambio no se incentivan las exportaciones”, afirmó.
El economista también sostuvo que será necesario un retorno al mercado financiero internacional, junto con el impulso de proyectos bajo el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) para atraer capitales.
El exministro de Producción Dante Sica, hoy al frente de la consultora Abeceb, se mostró más entusiasta. “Argentina está en las vísperas de un salto exportador importante, por cantidades más que por precios”, sostuvo. Según sus estimaciones, a partir de 2030 el país podría alcanzar los US$ 110.000 millones anuales en exportaciones, superando holgadamente el promedio actual de US$ 80.000 millones.
Sica remarcó que, para sostener esta mejora estructural, será clave avanzar con una agenda de reformas de competitividad: apertura económica, desregulación, reforma tributaria y laboral. “Este salto de exportaciones puede servir para superar la restricción externa, pero sin un plan de competitividad fuerte, los riesgos persisten”, concluyó.
Aunque el boom energético y minero aparece como un salvavidas para la macroeconomía, los especialistas coinciden en que no será automático ni libre de obstáculos. Inversiones sostenidas, seguridad jurídica, estabilidad macroeconómica y condiciones de infraestructura serán determinantes para que estos sectores desplieguen todo su potencial.
Mientras tanto, el Gobierno apuesta fuerte al rol de Vaca Muerta, el litio y el cobre como pilares del nuevo modelo exportador, en un intento por romper con décadas de crisis recurrentes por escasez de dólares.
El proveedor de San Antonio de los Cobres que apuesta por el trabajo local en la puna salteña.
Con una inversión mínima de US$ 200 millones, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones busca atraer capital extranjero con beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios por 30 años. Litio, petróleo, energía renovable y siderurgia, entre los sectores incluidos.
Proyectos millonarios, respaldo político y nuevas oportunidades marcan el crecimiento del sector minero en Argentina, mientras el oro enfrenta el declive de sus yacimientos y busca sostenerse con exploraciones.
El gobernador Sadir destacó el potencial productivo de la provincia y selló un acuerdo estratégico para fortalecer la actividad.
Durante su exposición en la feria minera más importante de Argentina, el gobernador Gustavo Sáenz remarcó que Salta concentra la mitad de los proyectos de litio en producción del país.
El evento más importante del sector arrancó con una fuerte contraposición entre provincias que piden infraestructura y políticas de Estado, y otras que destacan sus avances y diversificación minera.
El gobernador de Santa Cruz pidió una minería sustentable con empleo local y criticó el rumbo que tomó YPF como advertencia para el futuro del sector extractivo en el país.
El viceministro Daniel González anunció que se encuentra en etapa final de evaluación el primer proyecto minero que ingresará al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones.
La provincia tendrá un stand institucional en el evento minero más relevante del país, donde mostrará su potencial en minería y energía, y reforzará su estrategia para atraer inversiones.
El gobernador de Santa Cruz pidió una minería sustentable con empleo local y criticó el rumbo que tomó YPF como advertencia para el futuro del sector extractivo en el país.
Durante su exposición en la feria minera más importante de Argentina, el gobernador Gustavo Sáenz remarcó que Salta concentra la mitad de los proyectos de litio en producción del país.
El Gobierno apuesta a que el desarrollo de la energía y los minerales transforme la economía argentina. Proyecciones optimistas y advertencias sobre las condiciones necesarias para sostener el crecimiento.
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